viernes, 23 de noviembre de 2012

Ardides de cuarzo y volteretas de cien cenizas.

Hay un sauce que me sonríe, mientras toca el acordeón y me balancea en un olvido bocetado con témperas de tiempo denso y apestoso. Cuando sacrificamos Octubre, nunca pensé que las hojas caídas serían un soneto cada una. Soy un humo que no brilla. Una salamandra alérgica al agua y a la tierra, el poso de un aire que huyó acariciándome las pezuñas. Nunca hay palabras precisas, sólo bosques de sal. Me he comprado un sueño, de los caros, de los que te llevan la vida, de los que van matando tu alma con arañazos precisos pero también de los que te permiten no despertarse cuando caes. Cientos de metros de piel de manos gritan un mantra que te mira a los ojos con soberbia y te lleva a ese parque salvaje , a ese banco hecho de esa madera noble que es la honestidad y le hablas al tipo extraño de tu lado, que eres tú. El naranja, la miel. Está tan roto que ni lo recordaba. La pirámide de mimbre. Traía cientos de promesas en su traje blanco de lino, eran todas mentira. Se cae. Lo sabemos. Les enfurecieron mis ojos, como a muchos. No hay filo para esta piel. Cecina de amor. Abandonar. Fuerte. Beber en el vaso insalubre. Abrazando papeles húmedos. No podría abrazarme ni a mi mismo, ¿Cómo podría hacerlo contigo?. Previamente conocido. El torneo del tormento. Una montaña con tu ropa. ¿Ves el sendero?. Buscar una segunda piel, hecha de cicatrices suaves y aceitosas. Deja que se acerque el animal. Él sabe lo que hacer. Pintaré mi cara una última vez, espero que no apartes la vista. Rompí seiscientas flechas con mi pecho. Ahora es de cartón piedra y mousse de frambuesas. Prefiero ser temido que ser tenido. Deme seis frutas, haré un consomé. Cabalga sin montura, sin caballo también, serás más libre y gelatinoso. Entra sin llamar de una puta vez, esta silla es tuya y se le está apagando el color. Vuelve a tocar esa copa. Pachelbel definitivamente marcó el canon. La letra con sangre, vuela. El putísimo gris, el agua en el ojo, el parque salvaje. No sabes cuanto. Cabeza vieja.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sencillamente cojonudo, de verdad

Anónimo dijo...

magnífico.. no hay otra palabra :')

anónima dijo...

Es usted una caja llena de sorpresas, cada día me gusta más

Anónimo dijo...

Me has dejado sorprendido... Castroman on Fire y haciendo follow hardcore